A finales del año 2018 convocamos a la comunidad de Colectivo Árbol en Facebook, para identificar a aquellos ciudadanos que se destacan por su aporte a la preservación de los árboles urbanos de Santa Cruz de la Sierra.
Afortunadamente, surgieron varios nombres de personas ejemplares cuyas historias nos inspiran a ser mejores ciudadanos. La Comunidad votó por sus favoritas y los tres primeros lugares se quedaron con el honorífico título de ‘Guardianes de los Árboles’.

Los entrevistamos para conocerlos más a fondo y propagar la visión de vida que practican. Porque un hombre con ideas es fuerte, pero un hombre con ideales es invencible.
Higinio Porcel
Don Higinio Porcel vive frente al Parque Urbano, zona donde pueden encontrarlo todas las tardes en compañía del baldesito amarillo con el que sale para alimentar a los arbolitos del lugar.
Su amor por la naturaleza se remonta a la niñez, ya que su mamá tenía un huerto en el jardín, donde plantaba sus verduritas y cuidaba de muchas flores. Ella hacía partícipe a todos sus hijos, a quienes enseñó a cuidar del jardín. Gracias a esto, Higinio aprendió a respetar la naturaleza de la misma manera con la que respeta a un ser humano.
«Tenemos que cuidar y forestar porque por las plantas es que vivimos; ellas nos dan el oxígeno; entonces, debemos cuidarlas porque es vida para nosotros, y si se puede echar un vaso de agua a una planta que tiene al frente ¡hay pues que echarlo»
Higinio recuerda con nostalgia la revista ‘Chacra’, una publicación sobre cultivos que compraba cuando era niño. Hoy, a sus 77 años, se esfuerza por transmitir a sus hijos ese cariño inmenso que siente por la naturaleza, y sobre todo, por los árboles.
«Cuidar de los árboles es la obligación que cada persona debería tener, pues significa cuidar nuestro futuro.»
Pablo Canedo
Este amante de la naturaleza vive profesando la importancia de los árboles en el diario vivir. Solo en su casa tiene árboles de papaya, manga , achachairu, guayaba, naranja, mandarina y palta; gracias a aquellas semillas que plantó y lleva cuidando hace más de 20 años.
Pablo siempre he sentido amor por el medio ambiente, y tuvo el privilegio de vivir la niñez rodeado de árboles, en una antigua hacienda de la ciudad de La Paz, donde también se formó como boy scout. Además, su madre siempre le inculcó el respeto al medio ambiente y ella misma tenía una gran afecto por las plantas, por lo verde.
Pablo intenta plantar árboles donde se pueda, para que siempre haya algún árbol frutal, para dar sombra. Su domicilio, por ejemplo, se ve desde Google Maps como si fuera un oasis, sobre todo en comparación con sus vecinos quienes han prácticamente arrasado con los árboles.
«En la ciudad hay muchísima construcción de edificios, muy pocos son amigables con el medio ambiente y la naturaleza, y muy pocos incluyen áreas verdes, jardineras, jardines interiores y exteriores, hay muy pocos; yo he visto que, en otras ciudades como Río de Janeiro, la mayoría de las edificaciones cuentan con amplios jardines interiores y exteriores, los balcones, por ejemplo, son llenos de plantas. Aquí hay muy pocos edificios de ese tipo, entonces no hay ese amor hacia el árbol.»
Además de actividades de arborización, Pablo participa activamente de otro tipo de actividades ligadas al cuidado del medio ambiente, como las denuncias. Actualmente le preocupa el tema de las nuevas urbanizaciones en la zona del Urubó y Warnes, donde considera que existe un problema que debe ser resuelto con urgencia.
«El municipio es muy débil en su trabajo, debe sancionar a las empresas que no son amigables con el medio ambiente. También es débil la educación ambiental: es importante que los niños y jóvenes sean más querendones de la naturaleza, de los árboles, de la biodiversidad urbana.»
Diego Suarez
Yacuibeño de nacimiento, sus especies favoritas son el quebracho chaqueño y el toborochi. Diego siente un gran orgullo de pertenecer al segundo ecosistema más grande del mundo, solo superado por el Amazonas. De hecho, considera que fueron precisamente las características propias del Chaco boliviano las que le hicieron entender que la naturaleza es parte fundamental de la existencia humana.
Su formación como bombero forestal lo llevó a adquirir un compromiso muy fuerte con el planeta, pues mitigando incendios a lo largo y ancho del país entendió la importancia de salvaguardar los bosques y cuidar el medio ambiente. Además, es graduado de la carrera de Ingeniería Ambiental, y especializado en educación.
«No importa que se hagan proyectos multimillonarios en pro del medio ambiente; si primero no se educa a la gente, no vamos a tener los mejores resultados.»
Además de trabajar en áreas de educación ambiental, Diego se ha dedicado a otra de sus grandes pasiones: arborizar. Mediante un plan de arborización Diego, en compañía con técnicos y un equipo voluntario de la ciudadanía, plantó aproximadamente unos 7.000 árboles. De ahí que su hijo de cuatro años se refiera a él como: “mi papá trabaja de planta árboles”, título que le encanta.
«Tenemos que cambiar generaciones enteras en tema de conocimiento y consciencia; son nuestros niños los que nos enseñarán el día de mañana que nosotros podemos salvar nuestro futuro a través de este tipo de actividades: arborizar, arborizar y arborizar.»
Diego considera que los ciudadanos comprometidos con el medio ambiente deben generarse en los diferentes sectores de la sociedad, pero también deben que llegar al poder político, ya que son parte fundamental del crecimiento y del proceso de desarrollo de un pueblo. Y añade, a manera de mensaje:
«Tendríamos que ser muchos como Noel Kempff Mercado; mi sueño es ser un próximo Noel Kempff Mercado, porque el hombre tenía claro —ya hace tantos años— la importancia de nuestros árboles, de nuestra fauna, de nuestra flora. A eso tenemos que llegar.»
Si bien estos fueron los ciudadanos ganadores, todos podemos ser ‘Guardianes de los árboles’, solo se necesita un poco de tiempo para cuidar del planeta que nos cobija.