Formando arboricultores

Desde el municipio de Villamontes del Chaco boliviano, Gabriela pide ayuda a través del grupo de activistas “No a la tala de árboles urbanos en Santa Cruz de la Sierra”. Ella envía la foto de un algarrobo Prosopis chilensis que se encuentra deteriorado, pues ha sufrido quemaduras en todo el tronco, presenta manchas negruzcas que se pueden apreciar a lo lejos, y de su copa no quedan ni rastros de vitalidad. Aunque Gaby, optimista, sigue en búsqueda de soluciones, las posibilidades de una cura son mínimas.

Son muy pocas las opiniones con respecto a darle continuidad a la existencia del árbol y menos aún los criterios que apuestan por aplicar un tratamiento adecuado que apoye su regeneración. Si tan solo en cada municipio hubiera el personal calificado para estas cuestiones, otra sería la suerte del malogrado algarrobo o cupesí.

El 17 de junio del 2021 se llevó a cabo el primer curso de arboricultura moderna en Santa Cruz de la Sierra dirigido a todo el público competente, entre ellos activistas, funcionarios públicos, expertos, técnicos y otros entendidos en la materia. Este taller se realizó en instalaciones de la Dirección General de Medio Ambiente y fue impartido por el Ingeniero Forestal y Arboricultor Guillermo Gonzales Scheggia, quien, además de ilustrarnos con la temática, compartió con nosotros el compromiso y la dedicación que requiere implicarse en el arbolado urbano.

El facilitador del curso, el Ingeniero Forestal y Arborista Guillermo Gonzales Scheggia, procedente de Lima, Perú. Foto: Colectivo Árbol.

En el transcurso del taller, cada vez se hizo más claro que esta labor no es simplemente cuestión de motosierra, agua y la visión tradicional de la jardinería. Se trata, más bien, de aplicar los procedimientos adecuados y necesarios para brindar todas las posibilidades de salubridad, crecimiento y vida digna a un ejemplar arbóreo.

Para que los ciudadanos nos involucremos en las gestiones y planificación del arbolado urbano en nuestra comunidad, debemos tener conocimiento de los beneficios que ellos nos brindan. Esto no solamente evitaría casos como el del algarrobo, sino que además nos daría la oportunidad de crear una cultura del árbol en nuestra comunidad. Bajo la premisa “tomar el arbolado como parte de la infraestructura urbana”, dio inicio la capacitación del Ing. Gonzales, quien de forma muy didáctica dejó en claro los puntos claves de su ponencia.

Alcanzar un periodo de vida aproximado entre los 100 a 300 años de edad es una realidad entre algunas especies, por eso es importante evaluarlas con la seriedad y el respeto que merecen, y con un enfoque de colaboración en la intervención. Es fundamental dejar atrás métodos invasivos; no solo se trata de operar con un equipo de jardinería o con el mejor equipo de poda, sino intervenir con criterios más empáticos con el árbol, además de tener el conocimiento técnico.

En función de estos principios, se destacaron las etapas por las que debe atravesar una verdadera intervención y qué factores se deben tener en cuenta para hacerlo correctamente. Si no se consideran tales aspectos, el arbolado y el personal técnico son expuestos a riesgos que podrían ser evitados.

Aspectos a tomar en cuenta antes de una poda

  1. Durante la inspección
  • Conocer el nivel de oxigenación de los suelos.
  • Tomar en cuenta parámetros que garanticen la buena calidad de los plantines a utilizar.
  • Capacitar al personal; todo protocolo de seguridad debe tomar en cuenta esta actividad esencial para delegar las tareas del trabajo in situ.
  • Esterilizar la maquinaria que se utilizará en dichas tareas; el empleo de hipoclorito de sodio o alcohol de 70° es lo que se recomienda usar como desinfectante.

2. Durante las intervención

  • Si hay un árbol afectado por un corte inapropiado que produjo el crecimiento de “cachitos” o protuberancias y que lo dejaron expuestos a patógenos, no se lo debe intervenir; al menos no en el lugar del corte, ya que solo se le restaría su capacidad de regeneración.
Protuberancias que no deben ser removidas por motivos estéticos. Foto: Colectivo Árbol.

Respecto a los factores más importantes:

Riego

Mientras nos adentrábamos en el mundo de la composición vegetal urbana, Gonzales afirmaba que tener definidos los diferentes conceptos de riego marca una gran diferencia en cuanto a la toma de decisiones.

El riego por gravedad se refiere al riego natural por lluvia o cuando la arboleda se sitúa al lado de un río o cuerpo de agua. La escorrentía fluye de modo paralelo a las raíces proporcionándoles humedad suficiente para que logren desarrollarse.

Por otro lado, el riego con sistemas móviles es menos eficiente. Entonces, se recomienda que solamente se realice por personal capacitado. Si se riega desde la cisterna, no es lo ideal regar desde arriba. Lo correcto es conectar una manguera para situarla al nivel del suelo. Teniendo estos cuidados, se evitan accidentes que afecten al personal, se previene la erosión hídrica y se hace uso más eficiente del agua de riego, que se infiltra mejor en el suelo.

Riego incorrecto. La fuerza con la que cae el agua genera erosión y el riego es ineficiente. Foto: Guillermo Gonzales.
Riego recomendado, al nivel de la superficie. Foto: Guillermo Gonzáles.

Que el agua se infiltre profundamente en el subsuelo es muy beneficioso para el árbol, porque de lo contrario el agua de riego que permanece en la superficie provoca que el árbol desarrolle “raíces ociosas” también conocidas como superficiales.

La problemática de los suelos urbanos compactados

Los suelos urbanos carecen de oxígeno y no cuentan con las mismas características del suelo en un bosque. La composición del suelo es determinante para el crecimiento de los árboles, ya sea con o sin riego.

¿Es conveniente usar hidrogel?

Existen muchas prácticas de plantación donde es común usar hidrogel, pero este recurso solo es apto para árboles frutales o plantaciones forestales, en las cuales el ciclo de vida del árbol es muy corto. Sin embargo, para la flora urbana y especialmente las especies nativas, su uso no es necesario ni aconsejable. Si bien la raíz necesita encontrar un medio acuoso, el hidrogel impide que el individuo desarrolle resistencia a su medio, pues no formará raíces profundas que se hubieran desarrollado para buscar agua subterránea. A este fenómeno se lo denomina “raíz ociosa”, como ya lo mencionamos anteriormente.

Necesitamos viveros tecnificados.

Un individuo saludable en su etapa más joven se debe desarrollar hasta alcanzar como mínimo 3,5 m con un volumen aproximado de 50 litros por bolsa y raíces bien desarrolladas. Si los plantines que provienen de los viveros no llegan a cumplir estas condiciones, luego quedan expuestos a enfermedades por ausencia de luz. Vale la pena recalcar que en el municipio de Santa Cruz de la Sierra, se establece que las arborizaciones deben realizarse con plantines de un metro de altura mínima.

¿Es necesario el “encalado”?

Desde la agronomía, la práctica del encalado se utiliza para prevenir los patógenos, pero desde la arboricultura urbana esta actividad ha quedado obsoleta. Ahora incluso se considera que encalar produce un impacto negativo para el desarrollo del árbol y los servicios ambientales que nos proporciona. En la ciudad de Lima, las multas por estas prácticas oscilan alrededor de los 500 dólares americanos.

 La poda, ¿cuándo, cómo y dónde?

La poda no debe ser considerada como una actividad rutinaria. De hecho, en algunas ciudades la arboricultura ha alcanzado un nivel avanzado donde cada intervención tiene su procedimiento casi “ritualístico” (cada paso se lo trabaja detalle a detalle).

La poda solo se realiza cuando el árbol realmente represente un verdadero riesgo tanto para los ciudadanos, o para él mismo. Por lo mencionado con anterioridad, no todos los ejemplares urbanos vienen de un vivero tecnificado como es el caso en nuestra ciudad. Otros no se han desarrollado con el tamaño y la salubridad adecuados, por lo que en reiteradas ocasiones es necesario intervenirlos.

Cuando un árbol sufre deterioro a causa de un parasitismo que no fue atendido a tiempo, corre el riesgo de caer en cualquier momento. En este caso, la poda se realizará con el dominio de las técnicas mencionadas a continuación.

  1. Poda de aclareo

Se trata de eliminar lo mínimo necesario y limitarse a extraer los componentes que jueguen contra el equilibrio del individuo arbóreo. La poda no debe exceder el 10% de volumen de la copa, este aspecto es muy importante para ejecutar una forma de aclareo y no transparentarla por completo. Toda intervención debe comenzar desde afuera hacia adentro.

  1. Rama Tirasavia

Reducir cada rama principal manteniendo la rama Tirasavia que se encuentra en la parte posterior de cada bifurcación. Esto también ayuda a mantener cierto equilibrio en la composición general, este proceso se considera una maniobra rigurosa, pero a la vez una de las más importantes.

Rama «tirasavia». Fotos: Guillermo Gonzales.
  1. Brotes epimórficos

Un corte inadecuado acarrea otros problemas. Además de la exposición a cualquier agente parasitario, provoca el crecimiento de nuevos brotes indeseados que a futuro serán motivo de nuevas podas.

  1. La Super Copa

Cuando muchos individuos se agrupan y forman una masa arbórea, esta debe considerarse como “un gran árbol” durante la intervención. Así, no solo se hace uso eficiente de los recursos sino también se trabaja desde un único enfoque aerodinámico.

«Supercopa»- Fuente Dr. Árbol. http://www.doctorarbol.com

Guillermo Gonzales nos compartió en una jornada información muy valiosa para encarar una nueva gestión de nuestro arbolado urbano. Son tantos los temas que abordamos junto a él, que los seguiremos presentando en futuras entregas de este blog. Sin embargo, a continuación dejamos algunas ideas que creemos que son muy importantes de resaltar:

Una cuestión estética no es motivo de poda.

Considerar que las hojas del árbol producen mucha basura, no es motivo de poda.

Solucionar un conflicto de nueva infraestructura privada o pública, no es motivo de poda.

Epicrisis del Algarrobo

Este curso ha llegado como anillo al dedo a un lugar donde los temporales y las condiciones climáticas variables están a la orden del día; entre los más destacados, vientos huracanados y lluvias torrenciales que van derribando arboles patrimoniales a su paso. Si bien es un gran avance poder capacitar y reunir a los diferentes actores  involucrados en los temas de arbolado urbano, aún hay mucha “tela que cortar”. Sería recomendable organizar capacitaciones a nivel departamental, regional e incluso nacional. Finalmente, formar una cultura del árbol tanto en autoridades como en el ciudadano también es una meta realizable.

Al final del día consultamos el caso ‘Algarrobo’ al Ing. Gonzales que con el compromiso que le caracteriza por salvar a los árboles que le sean posible, nos dio un diagnostico bastante optimista:

“Aunque el fuego puede mermar las propiedades físico-mecánicas del árbol, anteriormente se tuvo que manifestar con algún síntoma, pero si aún se mantiene madera viva que no hubiera sido afectada por el calor, el árbol puede volver a brotar”.

Ing. Gonzales

Una forma sublime de clausurar el evento, dejando en claro este gran aporte sobre la inagotable capacidad de regeneración de muchas especies arbóreas.


Textos: Daniela Rodríguez, en base al Curso "Arboricultura Moderna", dictado por el Ing. Forestal y Arborista Guillermo Gonzales Scheggia de la empresa peruana AMBI (www.ambisac.com)
Revisión: Cristina Prado. Edición: Guidiana Landívar. 
Participantes del curso «Arboricultura Moderna». Santa Cruz, junio 2021. Foto: Colectivo Árbol.

Publicado por cristinaprado.yoga

Profe de Yoga y sigo aprendiendo

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