Los informes advierten que podría agotarse el agua subterránea en 2020. ¿Se ha agotado el tiempo, en Delhi, para revertir años de mala gestión y urbanización descontrolada?
Son aproximadamente las 4pm en un ventoso día del monzón en Wazirpur, un pueblo urbano de bajos ingresos en Delhi. Un grupo de 30 mujeres se alinean, en el calor de 34°C, detrás de una variedad de refrigeradores vacíos, baldes, contenedores de gasolina; cualquier cosa en la que puedan almacenar agua una vez que llegue el tanque del gobierno.
«Hemos estado aquí desde las 10am», dice Gudi, de 55 años. «Uno nunca sabe si el camión cisterna vendrá o no; venimos todos los días y esperamos».
Cuando finalmente llega, las mujeres que esperan se apresuran a colocar las mangueras. El agua brota a toda velocidad en contenedores, mientras que unos pocos niños agarran botellas de plástico para atrapar los chorros que se escapan de la tubería del camión cisterna. La ola de calor mortal que barrió el sur de Asia este verano, forzando las temperaturas hacia los 50 ° C, fue un recordatorio contundente de que cada gota cuenta.
“Nunca imaginamos que alguien moriría por agua … Esto se ha vuelto normal” —Rohit, residente de Wazirpur
Para muchos, en esta mega-ciudad de 29 millones, estos desesperados empujones por el agua se ha convertido en parte de la vida cotidiana, con personas que a veces pierden el trabajo por esperar el agua que tal vez no llegue. «Está mal. Las personas que tienen agua en su casa pueden llenarla por la mañana y seguir con su día «, dice Vishnu, de 60 años, otro residente de Wazirpur. «Aquí esperamos agua y gestionamos nuestra rutina de acuerdo con eso«.

El crecimiento de la población, el cambio climático, las disputas entre los estados, la urbanización y el manejo deficiente de los recursos, han hecho que el agua, —especialmente el agua limpia y fresca—, sea un producto que no esté disponible para todos. Un informe reciente de un grupo de expertos del gobierno reveló que varias ciudades importantes de la India, incluida Delhi, podrían quedarse sin agua subterránea tan pronto como en 2020.
Mientras tanto, las temperaturas continúan aumentando. India ha visto un aumento promedio de 0.5°C en los últimos 50 años, lo que significa un aumento de casi 150% en olas de calor responsables de al menos 100 muertes. La ola de calor del verano de 2015 fue una de las peores en la historia del sur de Asia, causando la muerte de unas 3.500 personas en Pakistán y la India. Pero un aumento previsto de 2.2°C-5.5°C, para fines de siglo pondría en riesgo a cientos de millones de vidas, y las olas de calor más extremas del cuarto de siglo se pondrían aún más calientes.
En la actualidad, alrededor del 2% de la población de la India se expone algunas veces a una temperatura de bulbo húmedo de 32°C, que es un factor de humedad. Un estudio de 2017 del MIT encontró que la proporción aumentaría al 70% para el 2100, con un 2% a veces expuesto al límite de supervivencia de 35 °C, el punto en el que el cuerpo no puede enfriarse lo suficiente como para sobrevivir más de unas pocas horas.
El acceso al agua es ya una cuestión de vida o muerte, con grandes desigualdades en su distribución que llevan a tumultos desesperados. En condiciones semejantes a las de un horno, las tensiones pueden fácilmente rebalsar. En marzo, en Wazirpur, un hombre de 60 años murió de un ataque cardíaco después de haber sido golpeado con un tubo cuando se inició una discusión sobre la distribución de agua de un camión cisterna. El hijo de este hombre, Rohit, dice que su hermano también murió luego de las heridas sufridas durante la pelea.
«Nuestra familia ha estado aquí por 30-40 años, pero nunca imaginamos que alguien moriría por agua, ahora dos personas de nuestra familia sí sufrieron las consecuencias. Esto se ha vuelto normal. Hoy ha sucedido con nosotros, mañana sucederá con otra persona».
Pavimentación sobre historia
Irónicamente, la lucha por el agua ahora se produce en medio de fuertes lluvias. La ola de calor de mayo ha cedido el paso a la temporada del monzón, causando inundaciones en toda la India. La semana pasada, las inundaciones repentinas en Kerala mataron a 37 personas y desplazaron a otras 36,000.

Durante gran parte de la historia de Delhi, esta lluvia estacional se utilizó durante el verano de marzo a mayo, con agua almacenada y distribuida a través de diques de contención, pozos escalonados (baolis) y desagües naturales (nullahs). Reflejaba una filosofía que el urbanista ambientalista Manu Bhatnagar llama «respetar la topografía«, que desde entonces ha quedado en el olvido de la ciudad.
«Todos respetaban la lluvia … la gente sabía que tenían que recogerla«, dice Bhatnagar, director de patrimonio natural de la Fundación Nacional de la India para el Arte y el Patrimonio Cultural.
«Cuando comenzamos a obtener todos estos suministros provenientes de lugares distantes o pozos entubados, tomando el agua desde 300 o 400 pies bajo tierra, nos olvidamos de nuestra lluvia. Nos olvidamos de nuestros recursos locales«.
Se dice que el descuido de esos recursos tiene mucho que ver con la urbanización masiva de Delhi, especialmente en las últimas décadas. El plan maestro de la ciudad de 1976 presentaba 201 drenajes naturales; a partir del año pasado, solo se pudieron rastrear 44. Los que quedan son, en su mayoría, alcantarillas abiertas sucias, mientras que el resto ha sido pavimentado con carreteras y parques. La junta de agua de Delhi no respondió a las repetidas solicitudes de una entrevista.
“Nuestra política nacional del agua es un buen documento. Pero nada se puso en práctica en el suelo”—Rashmi Verma, investigador de políticas de agua.
Esta intensa y rápida concreción de la ciudad también aumenta la temperatura. «Toda la ciudad es una isla de calor: está almacenando el calor durante el día y, durante la noche, está irradiando y liberando ese calor almacenado«, dice Bhatnagar. «Cuando las temperaturas son más altas, la humedad del suelo baja y la evaporación aumenta«.
Esto no sólo ha causado la muerte de ciertos cuerpos de agua —como Nullahs, que llevaba el agua al ya muy contaminado río Yamuna— sino que también ha contribuido en gran medida a una baja en la capa freática (mesa de agua) de la ciudad, evitando que la precipitación se filtre en el suelo y se recarguen los acuíferos. «Delhi ha perdido sus lagos, que son cuerpos de recarga naturales«, dice Rashmi Verma, investigador Sénior de Política de Aguas en el Centro para la Ciencia y el Medio Ambiente. «Si destruimos estas áreas con concreto, ¿cómo puede el agua entrar al suelo?»
Bhatnagar dice que la situación podría abordarse fácilmente con pavimento poroso, permitiendo que el agua de lluvia llegue al suelo, pero es un hecho que muchos desagües han sido encerrados por dos capas de hormigón, una encima y otra debajo.
«Están interesados en colocar cemento y concreto», dice sobre los contratistas, los políticos y las agencias cívicas. «Más concreto, más dinero. Supongamos que no hubieran bordeado el fondo; al menos, cualquiera que fuera el flujo, habría habido una recarga».
Muchos baolis tradicionales también se han secado debido a la falta de agua subterránea. ‘Agrasen ki baoli’, en el medio de una de las zonas más urbanizadas de la ciudad, data del siglo XIV y, con 60 m de largo y 15 m de ancho, tiene una capacidad considerable. Pero en los últimos años se ha convertido en un lugar frecuentado popularmente por los jóvenes, y se lo ve como una antigua maravilla arquitectónica: digno de una selfie, pero sin ningún uso práctico.
«Ni una sola persona conoce la importancia de ese lugar«, dice Vikramjit Singh Rooprai, un activista del patrimonio que se centra en baolis. Él saca su computadora y abre una foto del baoli en 1926, rodeado de exuberante vegetación. Hoy, está escondido debajo de la tierra en un callejón estrecho. «Este baoli solía recargarse debido a su área de captación«, dice Rooprai. «Ahora es una jungla de cemento«. Es por eso que este baoli nunca puede recuperarse«.

Rooprai, de 34 años, renunció a su trabajo como ingeniero de software hace tres años para dedicarse a la preservación de los históricos sistemas de agua de Delhi, y conoce muy bien la dura realidad de los residentes. Su vecindario, en el residencial Tilak Nagar, solo recibe agua corriente durante breves periodos de tiempo por la mañana y por la tarde. A menudo llega sucia y mezclada con aguas residuales, y si los residentes no encienden sus bombas a tiempo, deben irse sin ésta hasta la próxima oportunidad.
Con hasta un 40% del suministro de agua de Delhi perdido debido a fugas y robos, la provisión básica de agua es fortuita y esto en medio de temperaturas que pueden llegar a los 45ºC. Durante las olas de calor, esta mala gestión puede ser especialmente peligrosa, aunque los planes de acción en varias ciudades en los últimos años han reducido drásticamente las muertes. Se está trabajando en un plan similar para Delhi, pero está rezagado con respecto a otras ciudades, en parte debido a su compleja configuración de múltiples agencias gubernamentales.
«La urgencia de implementar un plan de acción de calor es crítica, especialmente a medida que aumenta la temperatura en una ciudad con una población tan numerosa y muchas comunidades de barrios bajos«, dice Anjali Jaiswal, del Consejo de Defensa de Recursos Naturales, con sede en Estados Unidos, quien ha estado aconsejando sobre planes de mitigación de calor en India. «Delhi está perdiendo una gran oportunidad para proteger la salud humana al no poner un plan en marcha cuanto antes, al contrario de muchas otras ciudades que tienen planes que datan de 2013«.
“La gente no tiene otra opción. Puedes hablar con ellos (acerca de por qué los pozos ilegales son malos). ¿Pero les estás dando alguna alternativa?” —Vikramjit Singh Rooprai, activista del patrimonio
Mientras tanto, la conciencia pública sobre las amenazas del aumento de temperatura es baja. Según los informes, el hospital central de Lok Nayak Jai Prakash Narayan recibió de tres a cuatro pacientes con golpe de calor todos los días del verano pasado, pero con la gran población de barrios bajos de Delhi, muchas más personas sufren a comparación del pequeño número de personas que buscan tratamiento.
No es de extrañar que las personas sientan que no tienen más alternativa que cavar pozos ilegales: pozos estrechos y profundos perforados en el suelo; Rooprai dice que su propia familia los cavó hace poco. La extracción ilegal se ha vuelto tan común que las aguas subterráneas en 15 de las 27 divisiones administrativas de Delhi se categorizan como «sobreexplotadas», lo que contribuye a la disminución del nivel freático de la ciudad. El gobierno está tratando de acabar con los pozos en áreas sobreexplotadas, pero Rooprai dice que son fáciles de esconder o mantener sobornando a los funcionarios locales. «La gente no tiene otra opción«, dice. «Puedes hablar con ellos [sobre por qué es malo]. ¿Pero les estás dando alguna alternativa?

‘Estamos condenados’
Las autoridades están intentando abordar la crisis del agua. El mes pasado, el gobierno de Delhi dijo que estaba avanzando con un plan de tratamiento de aguas residuales diseñado según la iniciativa «del inodoro al grifo» de Singapur. Las autoridades esperan que aumente el suministro de agua de la ciudad en un 15% -20%. El gobierno prometió anteriormente 20,000 litros de agua gratis por hogar, y los sistemas de recolección de agua de lluvia son obligatorios para los edificios en parcelas que superan un cierto tamaño. Pero si bien estas políticas pueden verse bien en papel, rara vez se llevan a cabo.
«Nuestra política nacional del agua es un buen documento», dice Verma. «Pero nada se puso en práctica en el terreno». El problema es la implementación».
Los activistas han estado presionando por el uso de sistemas comunitarios a través de los cuales se pueden reutilizar las aguas residuales, pero Rooprai es cínico con respecto a la capacidad de adaptación de Delhi. «Estamos condenados … Necesitamos cambiar nuestra forma de pensar, pero sé cómo pensamos«, dice. «La gente no está lista para escuchar«. Bhatnagar es igualmente escéptico. En un viejo mapa de Delhi, señala un cuerpo de agua en forma de S con el que se encontró recientemente. Cuando fue a investigar para ver cuánto quedaba, descubrió que los aldeanos lo habían invadido en gran medida. Bhatnagar escribió a la Autoridad de Desarrollo de Delhi, la principal agencia de vivienda de la ciudad, pidiéndole que proteja el área. Pero meses después, descubrió que aún más partes del lago se habían llenado de casas.
Bhatnagar tiene la intención de seguir con el tema en la principal corte ambiental del país, pero él sabe que, a medida que las temperaturas continúan aumentando, el tiempo corre para la ciudad y su capacidad para cambiar de rumbo. «No nos preocupa el medio ambiente, sólo estamos pensando en explotar la tierra», dice, y agrega que la complacencia del gobierno y las comunidades puede llevar a una grave escasez y más disturbios sociales, similares a la violencia en Wazirpur a principios de este año.
«Cuando eso suceda, no habrá soluciones de la noche a la mañana. Pero tal vez ese es el tipo de medicina amarga que Delhi necesita«.